domingo, 14 de junio de 2009

“La adquisición de una segunda lengua en niños”

La adquisición de una segunda lengua va a estar condicionada por los miembros de la sociedad de acogida. Esta lengua sólo se desarrollará si el niño está en contacto con la sociedad. Esto se refleja cuando una familia se va a vivir al extranjero y debe adaptarse a una nueva sociedad y por ende a una nueva lengua.

El principal medio para adquirir otra lengua es el contacto con otras personas y en el caso de un niño, este contacto estará marcado por el ingreso a la escuela, ya que deberá aprender a relacionarse con los demás a través de una nueva lengua.

Abdelilah-Baur cita a Lily Wong Fillmore (1989), quien dice que los factores sociales son fundamentales para adquirir una nueva lengua y que la primera tarea del niño es poder establecer relaciones con interlocutores de la otra lengua.

Para que el niño pueda comunicarse con esta nueva lengua, debe ser capaz de poder iniciar una conversación. A medida que pasa el tiempo, el niño aumentará la confianza para relacionarse con el resto, lo que permitirá progresar en el aprendizaje de la segunda lengua, sin embargo, influirá el tipo de personalidad del niño, ya que según ésta será la forma en que el niño abordará su entorno, la nueva lengua y la rapidez de adquisición de ésta.

Según estudios realizados por investigadores norteamericanos, hay distintos tipos de adquisición de la segunda lengua; el estilo holístico y el analítico.


Los niños holísticos privilegian la comunicación sin dar importancia a la exactitud de lo enunciado. Se interesan por las personas, conocen expresiones complejas, repiten frases enteras y fórmulas complejas. Los niños analíticos se interesan más por las cosas y por el contenido de la comunicación utilizan más nombres, conocen muchas palabras, usan adjetivos, se interesan por la construcción de la lengua, por las reglas subyacentes. (Abdelilah-Baur, 2007, p.68).


Se puede decir que los niños holísticos serán más rápidos en iniciarse en una segunda lengua, mientras que los analíticos se preocuparán más del vocabulario y la gramática.

Además de esto, se distinguen cuatro etapas para la adquisición de una segunda lengua: la primera es cuando el niño intenta comunicarse con los demás en su lengua pero no lo logra, y entonces se da cuenta de que no comparten la misma lengua, por lo que pasa a la segunda etapa de mutismo, donde el niño utiliza la mímica y los gestos para comunicarse. Posteriormente viene la etapa del lenguaje telegráfico, y que corresponde a la captación de fórmulas completas que utiliza para comunicarse con los demás niños. La última etapa es la de producción de frases completas, donde los errores persisten, pero son normales para la adquisición de otra lengua.

El ambiente social del niño influirá de manera determinante para la adquisición de una segunda lengua. El tipo de personalidad, el estilo y si se cumplen o no las etapas antes mencionadas también intervendrán en el desarrollo, ya sea rápido o lento, de la segunda lengua.


Abdelilah-Baur, B. (2007). El bilingüismo precoz consecutivo: de 3 a 6 años. En El desafío del bilingüismo: crecer y vivir hablando varios idiomas. Madrid de España: Ediciones Morata.


Nicole Almarza
Bárbara Carvajal
Carolina Martínez
Daniela Vásquez

“Caracterización del español de Chile a fines del siglo XX”

Con el pasar del tiempo el español de Chile ha sufrido diversas modificaciones debido a que es un territorio en donde se ha producido interacciones de diferentes culturas, desde que comenzó su historia hasta la actualidad; partiendo con la llegada de los españoles, el contacto con culturas antiguas como la quechua y la presencia de la cultura mapuche hasta hoy en día con la anglosajonización de la sociedad chilena producto de la globalización.

Chile comparte rasgos fonológicos y morfosintácticos en otros países hispanoamericanos, con otros dialectos del español, dando muestra de que el español de Chile es una mezcla de otros dialectos diferentes.

En el libro El español de Chile en las postrimerías del siglo XX, el autor Leopoldo Sáez Godoy explica las principales características del español de Chile en sus aspectos fonológicos y morfosintácticos.

Respecto a la fonología, Sáez aclara: “Fonológicamente, el español de Chile no presenta diferencias respecto del resto de Hispanoamérica. Tiene cinco fonemas vocálicos y 17 consonánticos (…) Es seseante y yeísta. Su sistema fonológico se estructura, en consecuencia, en torno a 22 fonemas”. (Sáez, L., 1999, p.22).

El autor diferencia fonología de fonética y ésta última la divide en fonética segmental y prosódica. Describe los siguientes rasgos característicos del español de Chile: (Sáez).

a) Palatalización de las velares
b) Aspiración y elisión de [s]
c) Aproximación y elisión de [d]
d) Ensordecimiento de [β] y [γ]
e) Fricativización de la africada >[]
f) Bilabialización de la labiodental /f/>[Φ]
g) Asibilación de la vibrante /r/>[]
h) Asibilación del grupo /tr/>[]
i) Diptongación de los hiatos /ea/>[ja], /oa/>[wa]
j) Asimilación de /rn/>[nn], /rl/>[ll]
k) Vocalización de la labial de /bl/
l) Prótesis de [g] ante los diptongos[we], [wa]

Respecto a la fonética prosódica, Sáez diferencia los rasgos de acentuación y entonación. En la acentuación, destaca que en el español de Chile la información dada se reacentúa (un ejemplo que nombra es ¿con leche o sin leche?) y se tiende a ubicar el último acento tonal de un enunciado en la palabra final. (Sáez).

En el ámbito morfosintáctico, el autor no encuentra ningún rasgo que sea único o exclusivo del español de Chile, pero hace referencia a fenómenos característicos de la norma chilena, como el voceo que afecta al pronombre y al verbo (Sáez). Con esto se refiere al uso del ‘vos’ en modo informal del tú; en cambio el uso del ‘vosotros’, el ‘os’ y el ‘vuestro’ es casi inexistente. El autor resalta también la tendencia a ocupar el imperativo como forma propia sólo en segunda persona del singular, y el no usar demasiado los futuros de subjuntivo (ej: haber cantado, hubiere cantado) y pretérito anterior (ej: hubo cantado). Se evitan los imperativos monosílabos como haz, ten, pon o sal y se mantiene la confusión entre hubo/hubieron fiestas, por ejemplo, entendiendo el complemento directo como sujeto. Es común reemplazar el verbo simple por una perífrasis del tipo ‘echar, hacer una + sustantivo de origen participial’. (Sáez).

El uso de ‘aquel’ ha disminuido, también han desaparecido conjunciones literarias como empero y el mas adversativo (en beneficio del pero). Además el uso del le indistintamente para singulares y plurales, lo cual es común en toda Hispanoamérica. (Sáez).

Predomina el uso del ‘que’ como partícula subordinante en desmedro de cualquier otra, además de una tendencia a la desaparición de la preposición que antecede a la oración encabezada por el ‘que’ (ej: en vez de decir ‘la casa en que’ se dice ‘la casa que’). También se ha extendido la expresión ‘lo que + ser’ en vez de un sintagma nominal (ej: estudié todo lo que es derivadas en vez de estudié todas las derivadas).

Respecto al léxico, el autor explica que: “Es característico del español de Chile un fondo de léxico mapudungún que no es muy numeroso, especialmente si no se consideran las voces de flora, fauna y toponimia, pero que está fuertemente arraigada en nuestra identidad”. (Sáez, p. 41).

También se posee cierto vocabulario de origen arahuaco, caribe, náhuatl y quechua, el cual se comparte con los demás pueblos americanos (Sáez). Finalmente Sáez habla del proceso de anglosajonización o más bien de “estadosunidización” que Chile está viviendo, presentándose actualmente mayor cantidad de anglicismos en los campos “del deporte, vestimentas, alimentación, economía, publicidad, computación. De allí va pasando a la lengua común”. (Sáez, p.46).


Sáez, L. (1999). El español de Chile en las postrimerías del siglo XX. Bachillerato en ciencias y humanidades, Universidad de Santiago de Chile. LOM ediciones.


Nicole Almarza
Bárbara Carvajal
Daniela Vásquez
Carolina Martínez

“Pautas prelingüísticas normales en niños con desarrollo típico”

En los primeros siete años de vida el niño aprende el significado de distintos sonidos y cómo hablar, además de interactuar con el mundo que lo rodea.

La aparición del lenguaje no tiene un inicio claro, pero se han formulado numerosas hipótesis sobre la etapa de adquisición del lenguaje que se basan en factores neurosensoriales y motores, influyendo también en este proceso el desarrollo cognitivo, afectivo y social.

Una de estas hipótesis es la de Oller y Lynch, quienes en 1993 describieron el desarrollo prelingüístico en cinco etapas, tomando en cuenta las características individuales que existen entre los niños, según lo expuesto por Narbona y Chevrie-Muller en 2001.

En el periodo de 0-2 meses el niño presenta gritos y sonidos vegetativos como bostezos y suspiros, sin embargo también realiza sonidos casi vocálicos y casi consonánticos. El tracto vocal no tiene mayor movimiento.Antes del primer mes, gracias a la interacción, se observan movimientos fonatorios reflejos de tipo /Ø/, esto quiere decir que el niño no realiza ciertos movimientos específicos y los reemplaza por movimientos de tipo /Ø/.

En la segunda etapa (1-4 meses), uno de los primeros indicios de la comunicación es la aparición de la sonrisa. Se observa la producción de sílabas primitivas inteligibles por el entorno y aumenta la duración de las vocales aisladas entre los 3 y 5 meses.

El bebé comenzará a imitar los sonidos emitidos por los adultos después del tercer mes, lo que influirá en el desarrollo de su comunicación preverbal.

Entre los 3 y 8 meses, lo que para Oller y Lynch corresponde a la tercera etapa según Narbona y Chevrie-Muller, aparecerán los sonidos muy graves o muy agudos, como gruñidos y chillidos respectivamente. Además se amplía la cantidad de fonemas porque se incluye consonantes largamente sostenidas. Hacia los 6 meses surgen las protosílabas, compuestas por sonidos de vocales y consonantes, lo que Oller en 1980 llamó “balbuceo marginal”.

Narbona y Chevrie-Muller le dan gran importancia a estas etapas porque “Las diferentes características, puestas de manifiesto por el niño en el curso de estas tres etapas precanónicas, van a permitir la aparición del balbuceo canónico, etapa clave para el desarrollo prelinguístico”. (Narbona y Chevrie-Muller, 2001, p.33).

En la penúltima etapa (5-10 meses), los niños se caracterizan por emitir sílabas formadas por un núcleo y al menos un margen, lo que corresponde al balbuceo canónico. Luego, este balbuceo se reduplica y se diferencia. Por ejemplo “papapa” se diferencia a “patata” o “badata”.

En el último periodo que comprende desde los 9 hasta los 18 meses surge el balbuceo mixto, en el cual el niño produce palabras dentro del mismo balbuceo. Hasta los 12 - 15 meses los sonidos que escuchan los niños aún no tienen un valor representativo ni son realmente palabras para ellos.

Según lo expuesto por Narbona y Chevrie-Muller, en la etapa prelingüística de los niños es fundamental la estimulación, principalmente por parte de la figura de apego, ya que es el cimiento del desarrollo lingüístico. En todas las etapas descritas por los autores se da relevancia a la interacción entre el niño y su entorno. “Estos comportamientos de imitación mutua suscitan el interés creciente de los psicolingüistas a causa de su influencia en la comunicación preverbal”. (Narbona y Chevrie-Muller, p.32).

Narbona, J. y Chevrie-Muller, C. (2001) Modelos psicolingüísticos del desarrollo del lenguaje. En El lenguaje del niño; desarrollo normal, evaluación y trastornos. España, Barcelona: editorial Masson, segunda edición.

Nicole Almarza
Bárbara Carvajal
Daniela Vásquez
Carolina Martínez